MASONERÍA AL DÍA / Paradigma y Educación

Columna de opinión

Paradigma y Educación

Rubén Leal Riquelme

Resp. Logia “Frontera” N°152.


Habitualmente usamos la expresión paradigma y le asignamos diversas connotaciones. Una se refiere al carácter y/o fundamento que subyace al argumento utilizado en nuestras conversaciones; otras, para expresar el sentido que nos interesa en nuestras explicaciones.
 Al usar la expresión paradigma deberíamos considerar que lo hacemos en y desde la cotidianeidad; sin embargo, también es usada en el ámbito de las ciencias. De manera que si usamos esta noción deberíamos tener presente el contexto: cuando explicamos, afirmamos o negamos, siempre lo hacemos desde un paradigma. Más, pareciera que no es posible expresar un punto de vista desde la neutralidad. Aquí surge otro problema, nos referimos al dualismo, a la dicotomía, que no aludiremos aquí. Por ahora, sólo diremos que se trata de la distinción que hacemos al abordar un fenómeno o la realidad en general. Pensar, explicar y hablar, obedece a un paradigma que se nos impone nuestra cultura, occidental y cristiana, como señalan algunos. Thomas Kuhn en su clásico texto, “La estructura de las revoluciones científicas”, se refiere latamente al tema de los paradigmas.
Entonces, podemos afirmar que no es posible “pararnos en el mundo”, adoptar “un puesto en el cosmos”, si no lo hacemos desde una mirada paradigmática. Más aun, nada que sea obra humana es neutra u objetiva, como se afirma habitualmente. Entonces, una concepción de mundo, de realidad, una visión económica, política y científica, no es neutra, no es objetiva. Las propias ciencias modernas, desde el siglo XVIII, se construyen desde las ideas de verificabilidad, de racionalidad –inductiva- y desde la objetividad, y ello obedece a un tipo de paradigma, situación que cambia desde la segunda mitad del siglo XX. Toda ciencia moderna, excepto la matemática y la lógica, construyen verdades provisionales: sus explicaciones no son definitivas, menos exactas. Abundantes razones sobre este punto encontramos en el texto, “La objetividad, un argumento para obligar” y en el “Origen de la Tragedia”, que escriben H. Maturana y F. Nietzsche, respectivamente.
En el caso de la Educación o de un sistema educativo, ¿corresponde a una construcción neutra axiológica e ideológicamente, o es independiente de una visión paradigmática? Un sociólogo diría que, mediante la Educación, cada sociedad pretende “mantener el statu quo”. Esta afirmación incluso obedece a una visión de sociedad. Dejemos presente que estos comentarios nada tienen de nihilistas, menos pretenden respaldar una visión escéptica. En nuestra época se habla Educación inclusiva, por ejemplo, y ello conlleva asumir e incorporar en el sustrato y en el propio quehacer educativo una serie de valores y consideraciones humanas que no eran parte de la Educación que recibimos quienes tenemos más de medio siglo de vida. No estábamos conscientes de las postergaciones y prejuicios a los cuales nos conducía nuestra Educación, hace sólo unos años. Se ha producido y estamos viviendo un cambio paradigmático en el ámbito educativo, y más allá de él. La sociedad se ha abierto y se tiende a construir una cultura de respeto, inclusiva, que hace sólo un par de décadas no estaba en la visión de persona que se pretendía formar en nuestra sociedad. Desde la segunda mitad del siglo XX observamos un cambio paradigmático.